Mauricio Limón

Con todo el respeto que usted me merece! / With all respect that you deserve me!

Info de Video

Cerniendo el azúcar, Video Still

Performance at Institute Of Upper Middle Education (IEMS) Iztapalapa, MX

and a big fellow too, installation view, 2006

Performance at Museo de los Pintores Oaxaqueños, 2013

 

Cerniendo el azúcar / Sifting sugar

Video HD 9:15 min.

2011

Video Excerpt, for full video: https://vimeo.com/51462102

Using cotton candy as the pivotal subject of his research, Mauricio Limon has been working alongside three generations of a family of cotton candy makers who claim to be direct descendants of the man who introduced cotton candy to Mexico in 1927. Limón began to conceptually explore cotton candy’s plasticity by using it to cover neon structures or to fill spaces like a storefront at a subway station or the interior of a bus. His latest approach to the material has expanded beyond its physical attributes to explore the life and ordeals of the family of cotton candy makers and their commitment to an archaic and unsustainable profession that may soon disappear.

Performance at Institute Of Upper Middle Education (IEMS) Iztapalapa, MX, 20 min.

Performers: Alan García and Arnold Arroyo, 2010


Hace 10 años conocí a Omar Arroyo Rosas, un tipo bien parecido de estilo ranchero, sombrero de paja, camisa de cuadros bien fajada a sus blue jeans ajustados con un cinturón piteado. El preparaba algodones de azúcar al costado de la catedral de la plaza de Coyocán…

Durante varios años desarrollé y produje un par de proyectos con Wulfrano Arroyo Itoriz y Omar Arroyo Rosas (padre e hijo) utilizando el algodón de azúcar como elemento principal de una instalación de arte que consistía en cubrir un espacio acondicionado con lámparas fluorescentes, de capas y capas de algodón color rosa. No fue fácil lograr convencerlos de hacer esta empresa, son desconfiados, muy orgullosos de su labor y les gusta primero conocer a la gente con la que trabajan. Durante todo el proceso fui descubriendo a esta familia de algodoneros a través de sus relatos sobre sus aventuras en los palenques y ferias populares donde además de vender algodones ligaban mujeres, cantaban rancheras como tenores y hacían política en su beneficio. Historias como: cuando Wulfrano Arroyo le enseñó a cantar con huevos a Vicente Fernández! (afamado cantante mexicano de música ranchera)

La siguiente etapa del proyecto la realicé con otro de los hijos de Wulfrano, Arnoldo Arroyo Rosas que a su vez me presentó a su hijo Arnold Arroyo Jr. Con ellos experimenté a fondo las cualidades plásticas del algodón de azúcar, el tiempo que tarda en degradarse, cuales son las condiciones óptimas para su elaboración y sobre todo; me enseñaron como cernir el azúcar con colorantes. Para cernir el azúcar se necesitan dos cosas: gracia y huevos. Primero hay tener ritmo en los movimientos, luego fuerza y voluntad para aguantar varios minutos sacudiendo un costal con 20 kilos de azúcar. De esta experiencia surgieron un par de nuevas ideas; llevar el proyecto hacia el performance y hacer un video que mostrará esta técnica y diera pié a poner la atención en la familia Arroyo más que en el algodón. Arnoldo Arroyo es más reservado que su hermano Omar, sin embargo canta mejor y con más estilo. Suele juntarse con algunos amigos a tocar Rondalla (estilo musical típico de provincia) y canta como tenor! Arnold Jr. estudia cibernética en la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP) y también canta como tenor. Con él viajé a Sydney Australia a realizar un performance que consistió en cubrir todo mi cuerpo vestido de traje con algodón de azúcar. Arnold Jr. nunca había salido de México. Durante el viaje me fue contando la historia de su familia; como es que su abuelo Wulfrano empezó la tradición del algodón de azúcar en México y varias anécdotas sobre la explosividad e ingenio de don Wulfrano; de las cuales sale la frase que da nombre a este proyecto.

Omar Arroyo Rosas hoy en día trabaja para el gobierno del estado de Puebla, Wulfrano Arroyo Itoriz esta casi retirado y vive en su ciudad natal, Atlixco, Puebla. Arnoldo y sus hijos viven de la venta del algodón de azúcar.